¿Qué es la osteoartritis (OA)?
Es el tipo más común de artritis. Es una enfermedad capaz de producir dolor, pérdida de la movilidad y deformidad de las articulaciones, además de incapacitar progresivamente a quien la padece.
También llamada enfermedad articular degenerativa, osteoartrosis o artrosis, puede afectar a múltiples articulaciones; las más comunes son rodillas, cadera, manos, primer dedo del pie (“Juanete”) y columna.
Esta enfermedad aqueja principalmente a las personas de 60 años en adelante, aunque ocurre frecuentemente entre la población de 25 a 50 años, por lo que las limita en plena edad productiva.
¿Por qué se produce la osteoartritis?
La extremidad de los huesos que componen a una articulación están cubiertos de cartílago, el cual es un tejido firme y elástico que facilita el deslizamiento de estas superficies y reparte y amortigua las cargas físicas que soporta.
La osteoartritis se inicia en el cartílago articular cuando es agredido por diversas causas, como consecuencia se reblandece, pierde resistencia, aparecen grietas, erosiones y se pierde el grosor, pudiendo llegar a desaparecer con el paso del tiempo.
La OA ocurre debido a diversos factores, entre los que se incluyen aspectos genéticos, ambientales, metabólicos y traumáticos.
¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma que generalmente motiva la consulta es el dolor. Este suele ser de tipo “mecánico”, el cual se caracteriza porque empeora al mover o sobrecargar la articulación afectada y mejora con el reposo. El dolor se acompaña frecuentemente de rigidez, que es la sensación de “entumecimiento” que aparece en las articulaciones al empezar a moverlas tras un periodo de reposo y que mejora con la actividad. De forma paulatina aparece también limitación o incapacidad funcional, determinada por la pérdida de la movilidad y la deformidad de las articulaciones. Otro síntoma frecuente es la sensación de “crujido” o “rechinido” de las articulaciones. En ocasiones éstas se pueden poner hinchadas y calientes.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico deber ser efectuado por un médico, preferentemente un reumatólogo u ortopedista quienes son los especialistas en las enfermedades de las articulaciones.
Se realiza básicamente a través del interrogatorio en la consulta, exploración física y algunos otros métodos, principalmente radiografías simples que permiten además evaluar el grado de la enfermedad. Se deben solicitar exámenes de laboratorio que permiten descartar otros tipos de artritis.
¿Es curable?
No, es una enfermedad crónica degenerativa, pero que hoy día se puede controlar muy bien. El cartílago perdido no se regenera y todavía no existen medicamentos que tengan este efecto.
Los tratamientos actuales son útiles para disminuir el dolor y mejorar la función física. Cuando la articulación está demasiado dañada y ya no se obtiene mejoría con los medicamentos, es necesario que un ortopedista evalúe si el paciente puede ser candidato a algún tratamiento quirúrgico, ya sea limpieza de la articulación (artroscopia) o colocación de una prótesis (artroplastia).
¿Qué hago si creo que tengo la enfermedad?
Acudir con un reumatólogo u ortopedista para que le corrobore el diagnóstico y le inicie el tratamiento que mejor se ajuste a sus necesidades.
Como en cualquier enfermedad no es recomendable la automedicación. No hay que hacer caso a los anuncios de televisión que prometen curas milagrosas. Tampoco es recomendable que cualquier médico le inyecte medicamentos directamente en las articulaciones, esto sólo lo debe hacer un especialista reumatólogo u ortopedista.
¿Qué hago si ya me la diagnosticaron?
Es importante alcanzar el peso ideal y mantenerse activo, realizando ejercicio de manera regular, evitando siempre movimientos de alto impacto (correr, saltar, spinning, etc). No deje de usar artículos de ayuda como bastón o andadera, éstos le brindarán apoyo para las articulaciones más lastimadas y no debe generar vergüenza o ser motivo de burla. Siga las indicaciones de su médico tratante.